Comentario
A la hora de afrontar este tema la dificultad mayor es la ausencia de originales griegos, solamente suplida a base de innumerables copias conservadas de época romana, de donde la importancia de la crítica de las copias en cuestión tan capital como el estilo. Sólo a través de ellas podemos conocer y seleccionar aquellos rasgos que mejor cuadran a la época del original, es decir, sólo a través de ellas podemos indagar el estilo de sus creadores.
El estilo severo es, ante todo, una postura artística genuinamente griega, con precedentes griegos y con desarrollo dentro de Grecia. A diferencia de la situación originada en época arcaica, más difusa y desperdigada por las islas del Egeo y por las colonias del Mediterráneo, el estilo severo es unitario y cohesionado, se centra en Grecia y se interesa por una temática consustancial al pensamiento griego, que es la figura humana. En atención a los rasgos externos se puede decir que el estilo severo es ritmo pautado, forma cerrada, grave compostura y modelado cuidadísimo, sobre todo con cincel plano.
Entre los escultores de este momento destacan en Atenas, además de los ya citados Kritios y Nesiotes, Hegias o Hegesias, del que apenas sabemos más que el nombre, y Kálamis, al que Plinio celebra como especialista en bellísimos caballos de bronce, asimismo recordados por Pausanias. Si nos atenemos a las fuentes, Kálamis destacó por su empeño en corregir la dureza y rigidez que atenazaban todavía a las esculturas, lo que equivale a la búsqueda de formas más naturales. Se le atribuyen un Apolo Alexikakos en el cementerio del Cerámico y una Afrodita, obra que se tiende a identificar con la famosa Sosandra, tan admirada por Luciano.
Hageladas es la personalidad artística más relevante del Peloponeso junto con Kánachos de Sicione. Hageladas pasa por ser fundador de la escuela de Argos y maestro nada menos que de Mirón, Fidias y Policleto. Su obra más famosa era el Zeus de Ithome, fechado hacia 490, mencionado por las fuentes y reproducido en monedas de época romana.
Onatas de Egina fue un broncista sumamente activo, cuyas obras no podemos identificar, como tampoco las de Pitágoras de Rhegion, un gran artista que abandonó su ciudad de origen, Samos, y se trasladó a la Magna Grecia. Pitágoras dio un paso decisivo hacia el realismo y hacia la reproducción directa del natural, además de haber buscado mayor correspondencia entre la figura y el espacio, faceta que le llevó a cultivar la torsión del cuerpo y las composiciones en chiasmos, o sea, en aspa.
La producción característica del estilo severo es la estatua de bronce, dos de cuyos ejemplares más conocidos y representativos, el Auriga de Delfos y el Poseidón del Cabo Artemision, nos han llegado en bastante buen estado de conservación.